Acepta, rómpete, completa y abraza. «La ola no rompe para dejar de ser ola. Se rompe para volver al mar, sabiendo que volverá a romperse.»

¿Y tú, a dónde vuelves cuando te rompes?

¿A ti?

La entrada de hoy, será la última con relación a las heridas contraídas durante tu niñez y que te impiden ser tú mismo. La verdad es que el tema da para mucho. Y existen diferentes maneras de tratarlo. Espero que mi manera, te haya servido para conocerte un poquito más, para entender porqué te sientes como te sientes en ciertas situaciones, y para comprender también, la historia de tus progenitores, ya que tiene que ver mucho, con tu propia historia.

En la última entrada, exploramos la manera que tienen las heridas de formarse. Las dividimos en cuatro etapas. Y te invitaba a invertir esas etapas, para ayudarte a volver a reencontrarte con tu auténtico yo, y no con tus disfraces.

Para sanar hay que aceptar.

Desconozco si has tenido la oportunidad de invertir esas etapas o de «desandar» la escalera. Si no es así, hoy te traigo otro método que también te puede servir, para comenzar con la sanación de esas heridas.

También, de cuatro pasos: Acepta, rómpete, completa y abraza.

1. ACEPTA: el primero de los pasos. Es el de reconocerte con la herida y con el disfraz, para identificar tu personalidad herida. Parece obvio, que si no conocemos lo que sucede dentro de nosotros, no podremos reparar, eso que está roto.

Aceptar lo que te hizo daño, es un acto de amor hacia ti mismo, como vestirte con ese disfraz, para no sufrir. El disfraz te ha ayudado a sobrevivir, o hacer de tus experiencias más llevaderas. En esta primera etapa, debes reconocer por tanto, que no es la experiencia, lo que importa, si no tu interpretación, a cerca de ella. Lo que haces con lo que te sucede. Eres tú el que eliges que te duela o no. Nadie puede decidir por ti. Así que elige, aprender y no sufrir.

Recuerda esas experiencias, en las que decidiste ponerte el disfraz y aprende de ellas.

¿Qué te enseñaron?

2. RÓMPETE: es el segundo paso, el de dejar salir todo el sufrimiento. Probablemente sea el más doloroso de todos los pasos. Porque con tanto disfraz, no te permitiste sentir ese dolor de verdad. Lo camuflaste con harapos y comportamientos para paliar tu malestar. Pero ahora has de dejarlo salir. Ya no pinta nada ahí. El sufrimiento de tu pasado, quedó en tu pasado. No permitas, entonces que afecte a tu presente.

Puedes emplear lápiz y papel para escribir todas las cosas que recuerdes y que causaron dolor en tu infancia. Cuanta más larga sea la lista, mejor. El desahogo, limpia el alma. Así que no te cortes y suelta lo que aún te pesa y sigue manteniendo tu herida abierta. Llora, si tienes que llorar, grita si tienes que gritar, y golpea la almohada, si los llantos y los gritos, no son suficientes. Pero no te dejes nada dentro.

3. COMPLETA: es el tercer paso. Completar las tareas que se quedaron sin completar, a medias. Es decir, las heridas causadas, fueron producidas principalmente, porque no te supieron dar, lo que necesitabas en ese momento. O lo que es lo mismo, tus necesidades de aquel entonces, no quedaron cubiertas. Y como la herida ahí sigue, hasta que no cubras esas necesidades, la herida no comenzará a sanarse y a cicatrizar. Así que,

¿Qué te parece si cubres tú, tus necesidades?

Esto es, si sentiste RECHAZO,

¿Qué tal si te permites el derecho a existir?

– Confía en tus capacidades.

– Debes aceptar y aprobar cómo eres, para respetarte.

– Tus opiniones también son valiosas, así que no te las guardes para ti y compártelas con todos, los demás, te lo agradecerán.

– Aprende a escucharte y amarte con todo. Son las diferentes partes de tu conjunto, las que te hacen tan especial.

Si sentiste ABANDONADO,

¿Qué tal si empiezas a comprometerte con lo que sientes, dices y necesitas?

– Debes aprender a responder con adultez y responsabilidad.

– Deja de ser autocomplaciente.

– Aprende a ver lo bueno de ti, de los demás y de la vida.

– Deshazte de la queja y abraza el agradecimiento.

– No necesitas a nadie para quererte, el amor más completo es el que te das a ti mismo.

Si te sentiste HUMILLADO,

¿Qué tal si empiezas a establecer tus propios espacios, para disfrutar de tu libertad?

– Debes aprender a escuchar tu cuerpo. Cuida tu salud.

– Deja de ser CRUEL contigo y trátate con amor y delicadeza.

– Enfócate en lo valioso de ti y siéntete orgulloso por ello.

– Empieza a ponerte límites tanto a ti, como a los demás.

– Crea relaciones adultas y en libertad.

Si te sentiste TRAICIONADO,

¿Qué tal si empiezas a ser auténtico con lo que sientes?

– Date permiso para confiar y tener Fe en la vida.

– Debes aprender a comunicar tu necesidad.

– Suelta y esfuérzate en ver la fortaleza de las personas.

– Disfruta del Aquí y del Ahora.

– Abraza tu miedo y piensa, «que todo está bien en tu mundo».

Si sentiste que padeciste INJUSTICIAS,

¿Qué tal si empiezas a dejar de intentar ser perfecto siempre?

– Debes aprender a darte permiso para equivocarte.

– Hacer actividades con las que disfrutes.

– Compartir momentos con niños, animales, con la naturaleza…

– Ser espontáneo, e intentar no planear nada.

– Permítete sentir lo que sientes. Y exprésalo.

– Respeta tus límites. Y equilibra el deber con el querer.

5. Y ahora, ABRAZA: el último paso y probablemente el más importante de todos. Porque consiste en «Amarte y permitirte el derecho a ser tú mismo.» Si se formó la herida es porque no te permitiste ser tú. El disfraz que te colocaste, cubrió tu verdadero Yo. Y ahora es el momento perfecto para que vuelvas a reencontrarte contigo.

¿Sabrás ahora quién es tu verdadero Yo, después de tanto tiempo, interpretando el papel equivocado?

Tu verdadero Yo, es el que está libre de dudas y de incertidumbre. El que no le teme al Miedo, porque está repleto de confianza. El que sabe que con Amor, todo se puede. Y el que siente Paz, cada vez que se ve reflejado en un espejo. Y es que tu verdadero Yo, eres tú.

Así que Acepta, rómpete, completa y abraza. Acepta para reconocerte. Rómpete para soltar lo que ya no tiene sentido sujetar. Completa lo que se quedó a medias. Y vuelve a abrazarte para regresar a ti. Compórtate como una ola. Porque la ola no rompe para dejar de ser ola. Se rompe para volver al mar, sabiendo que volverá a romperse.

Dicho esto, lo dejó aquí. Aunque me gustaría recomendarte el libro, así como la autora: «Las cinco heridas que no te permiten ser tu mismo.» De Lise Bourbeau. Toda la información recogida en estas entradas y en los pertinentes vídeos, fue extraída de este gran libro. Así espero que si optas por adquirirlo, lo disfrutes tanto como yo.

Una placer, compartir contigo. Un honor, que me hayas atendido. Y un te quiero enorme, de mi Yo verdadero, al tuyo.
Repite el mantra, las afirmaciones funcionan: Acepta, rómpete, completa y abraza.

¡GRACIAS por ser TÚ!

Pincha aquí para ver el video.

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