El entusiasmo no te abandona mientras sueñas. Si te acuestas entusiasmado, asimismo te levantarás.

Te sientes imparable. 
Lleno de dicha y muy poderoso. 
Nada ni nadie puede perturbar tu estado entusiasmado. 
Eres tú el contagio y el que contagia, mientras te vuelves inmune, a toda enfermedad. 
El júbilo causa tu risa, y esta, la de todos los demás. 
Abrazas lo que te encuentras, y te abrazan cuando te encuentran.
Irradias luz. 
Todo te parece bien. 
Admiras todo y todos te admiran a ti. 
Lo imposible, es tan sólo una palabra sin significado, en tu diccionario. 
Amas la vida con fervor. 
Tu pasión te empuja vehementemente. 
Estás en paz. Descansas en ella. 

¿Reconoces ese sentimiento?

La exaltación de tu estado de ánimo, producida cuando te sientes cautivado por algo. Esa admiración que te llena y te alimenta, sin ocupar tu estómago en absoluto, mas sí tu Alma. 

¿Reconoces la satisfacción de tu entusiasmo?

«La capacidad de entusiasmo es signo de salud espiritual.»
(Gregorio Marañón)

«El éxito consiste en ir de fracaso en fracaso, sin perder el entusiasmo.»
(Winston Churchill)

«Prefiero los errores del entusiasmo a la indiferencia de la sabiduría.»
(Anatole France)

La etimología siempre ha sido una de mis grandes pasiones. Quizá sea, porque creo que en los orígenes, se encuentra la verdad, esperando a ser conquistada, y eso me «entusiasma» tremendamente. La palabra entusiasmo viene del griego, «enthusiasmus», que significa tener un Dios dentro de si. Una definición con significado «Divino». 

¿Quién no te abandona mientras sueñas, el entusiamo, o lo «Divino»?

Y es que desde el entusiamo, cualquier «creación» es posible. Independientemente de los resultados. Ya que estos pasan a segundo plano. Es el sentimiento el que lo inunda todo. Los efectos o las consecuencias, no tienen importancia, porque lo relevante es la emoción, con la que llevas a cabo esas causas. Lo que consigues a través del entusiasmo, siempre te entusiasma. 

¿Qué tiene de especial este sentimiento «Divino»?

Los sentimientos no suelen caminar solos y en este caso, lo acompañan por un lado, la sorpresa y por otro, la curiosidad. Formando juntos, un gran equipo. Tanto la sorpresa, como la curiosidad, no esperan nada. Aunque en realidad, lo esperen todo, por no permitirse esperar. Abrazan lo que sea que tenga que venir, como regalo «caído del cielo». 

Otra cosa que tienen en común tanto la sorpresa, como la curiosidad, es que están libres de juicios. No juzgan, ni etiquetan las cosas como buenas o malas. Simplemente las aceptan sin más. Esto es lo que hace, que formen el equipo perfecto, para caminar de la mano del entusiasmo. Los juicios sentencian, como cualquier opinión cargada de creencias. Limitan, y no te permiten ver más allá de tus propias convicciones. En cambio el entusiasmo, acoge todas las opiniones, mientras se deleita con ellas. Arranca las etiquetas, disfrutando así, de la magia de las infinitas posibilidades.

¿Dirías que Hoy estás cerca, o lejos de sentirte entusiasmado?

¿Y si empleas tu cuerpo como instrumento?

Cada emoción o sentimiento, viene acompañado de una postura corporal concreta. Si no sientes químicamente el entusiasmo, haz que sea tu cuerpo el que le recuerde a tu mente, cómo es sentirte así. Esto es, convierte a tu cuerpo en el instrumento de tu entusiasmo. Haz como si estuvieras entusiasmado, imitando las mismas expresiones, movimientos y posturas corporales de cuando te sientes en ese estado. Así permitirás activar poco a poco los programas mentales de tu entusiasmo. La intensidad de la emoción será menor que cuando tu cerebro activa dichos programas por si mismo. Aunque en la repetición, está la clave. Repite, las veces que necesites, hasta encontrar el estado deseado. Activa tu cerebro, a través de tu cuerpo. Esto resulta igual de eficaz, para cualquier emoción o sentimiento que desees atraer. 

«El secreto de la genialidad es el de conservar el espíritu del niño hasta la vejez, lo cual quiere decir, nunca perder el entusiasmo.» 
(Aldous Huxley)

No te hagas el mayor antes de tiempo. El entusiasmo no te abandona mientras sueñas, tampoco mientras vives, si tú no quieres.

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