Incluye en tus planes lo inesperado, para que tus planes, sean todo lo que esperas.

«Espera lo mejor, planea para lo peor y prepárate para sorprenderte.» (Denis Waitley)
 
¿Cuándo fue la última vez que te esforzaste en planear algo con suma ilusión?

¿Y los resultados fueron como esperabas, o surgieron algunos imprevistos inesperados?

A pesar de tus esfuerzos por planificarlo todo, si no cuentas con lo inesperado, como parte también del plan, tu planificación no te habrá servido de nada. Porque los imprevistos por pequeños que sean, pueden cambiarlo todo. Pueden cambiar los acontecimientos, tu actitud, tu estado de ánimo, incluso el plan al completo.

Recuerdo una ocasión, en la que con mucha ilusión, planeé junto con un amigo, un viaje que desde hacía tiempo, queríamos hacer. Lo planeamos absolutamente todo. Las rutas por las que caminaríamos, los lugares que queríamos visitar, las actividades que llevaríamos a cabo en ese país extraño, lo que comeríamos y beberíamos todos los días.

¿Y al final que pasó?

Pues que casi nada de lo planeado, lo pudimos hacer. El segundo día tras haber llegado, decidimos pasear por una de esas rutas programadas con antelación. Desconocíamos que para acceder a ella, había que pasar por ciertos caminos muy resbaladizos, con tan «mala suerte», que me caí y me rompí la pierna. Este acontecimiento truncó el plan al completo. Tras lo sucedido, lloré, no por el dolor físico precisamente, me frustré, me enfadé conmigo, con el plan y con mi amigo. Una situación totalmente inesperada y por supuesto, no planificada. 

Para mi suerte, siempre suelo rodearme de gente maravillosa. Y mi amigo, además de gozar de una gran paciencia, me hizo entender, sabiamente, que tenía que aprender a ser más tolerante con la frustración, para no desilusionarme, con tanta facilidad por lo que me pasaba, pero que no me esperaba.

Me hizo la siguiente pregunta: 

– ¿Qué es lo único que te puede pasar, ahora mismo, que no podrías superar?

– Romperme la otra pierna, le dije yo. 

– ¿No podrías superar eso?, piénsalo bien.

– Bueno en realidad sí que podría, pero eso me haría cabrearme aún más, con la vida.

– Hay veces que es necesario cabrearse, para superar las cosas. Piénsalo mejor.

– ¿La muerte?

– Exactamente, la muerte es lo único que te podría suceder y que obviamente no podrías superar. ¿Y no estás muerta no?. Así que, ¿por qué no empiezas a hacer cosas de viva?.
Y es que puedes enfadarte en vida, pero eso no te hará disfrutar de ella. La vida se disfruta de verdad, cuándo dejas de luchar contra ella y contra lo que te pasa. Aún con la pierna rota podemos seguir disfrutando del viaje, de otra forma, pero tu pierna herida no te puede quitar las ganas de hacerlo.

«Lo inevitable rara vez sucede, es lo inesperado lo que suele ocurrir.» (John Maynard Keynes) 

Y esta historia, aún sin ser real, bien podría serlo. Quizás haya tenido cabida en otro plano, o tal vez en otra vida. Aunque lo importante de esta historia, no está en si tuvo lugar o no, la moraleja de esta historia, es que si no cuentas con lo inesperado, como parte también del plan, tu planificación no te habrá servido del todo. Por eso, incluye en tus planes lo inesperado.

A la hora de planificar algo, no sólo planees lo que quieres hacer, planea también lo que puede suceder. Planifica los imprevistos, para que estos no te cojan por sorpresa, cógelos tú por sorpresa. Que no te esperes lo inesperado, no quiere decir que no te suceda. En cambio si lo planificas e incluyes en tus planes, lo inesperado no te sorprenderá tanto, y lo mejor de todo, es que se puede convertir en todo lo que esperas.

Los imprevistos dejan de ser imprevistos, cuando te los esperas. No hace falta que sepas con precisión lo que sucederá, porque por el simple el hecho, de prever que puede suceder algo diferente, lo que sea que pase, ya no podrá cogerte desprevenido.

Según lo descrito, para realizar una buena planificación:

1. Acepta la incomodidad e inclúyela en tus planes.

2. Entiende que esos pequeños inconvenientes no son relevantes para tu felicidad.

3. Focaliza tu atención en las muchas maravillas que aún tienes a tu alcance y con las que puedes disfrutar. 

Incluye en tus planes lo inesperado, para que tus planes, sean todo lo que esperas.

«Esperar lo inesperado, aceptar lo inaceptable.» (Confucio) 

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