La naturaleza ni se esfuerza, ni se resiste, simplemente ES.

¿A qué te resistes?

¿En qué te esfuerzas?

El Sol no se esfuerza en salir todos los días, simplemente sale.
El viento no se resiste a soplar, simplemente sopla.
El agua no se esfuerza en mojar, simplemente lo hace.
La flor no se resiste a abrirse, simplemente se abre.

¿Te esfuerzas en resistirte?

¿Te resistes con esfuerzo?

Acepta eso a lo que te resistes. Deja que pase. Así no tendrás que poner tanto esmero, en esforzarte.

La resistencia crea persistencia. Mientras que la aceptación, transformación. O lo que es lo mismo, a eso «a lo que te resistes, persiste», hasta que dejes de luchar contra ello. La aceptación de las circunstancias te traerá una nueva perspectiva, con la que podrás construir algo nuevo. Si persistes en la lucha, o si continúas resistiéndote a lo que sucede, y por tanto ES, no podrás SER, más de lo que estás siendo, resistiéndote. El esfuerzo que te supone resistirte, te priva del cambio, como también te priva de la paz y de la tranquilidad. Y es que no se puede luchar en calma.

Esfuérzate en no resistirte. En hacer menos, para conseguir más. La resistencia te roba demasiada energía. Energía que podrías emplear en otra cosa, a tu favor, y no en tu contra. Mientras luchas o te peleas con las cosas, o con la gente, no puedes hacer nada más. Porque depositas toda tu atención y toda tu intención, en la contienda, en la lucha contra lo que ES. Y por mucho que te esfuerces en batallar, si tiene que SER, será. Cuánto menos te resistes, más consigues. Cuánto más haces por resistirte, más esfuerzo inviertes, pero menos consigues. Y así no salen las cuentas. Despréndete ya de las armas y sujeta firmemente la bandera blanca. Ríndete, deja de luchar.

«Un ser integral, conoce sin viajar, ve sin mirar y realiza sin hacer.»(Lao-Tse)

Imagina que te sientes molesto a causa de una persona o de una situación concreta.

¿Qué haces al respecto?

¿Luchar contra la persona, o contra la situación?

Porque echarle la culpa a esa persona o a esa situación, también es luchar. Recuerda que las personas hacen cosas, no te hacen cosas. Como las situaciones suceden, no te suceden. Por tanto, esa molestia que sientes, no es en contra ni de esa persona, ni de esa situación, si no es en contra de lo que tú sientes al respecto. Lo que piensas o lo que sientes, es lo que te hace estar molesto. Eres tú quién lo has creado, no las personas o las circunstancias.

Nadie tiene la culpa de lo que sientes, ni de lo que piensas. Tú eres el único responsable. Porque eres tú, el que elige esos pensamientos o esos sentimientos. Y sólo cuando aceptes esto, es decir tu responsabilidad, podrás empezar a transformarlos.

Recuerda que la naturaleza ni se esfuerza, ni se resiste. Y tú también formas parte de esa naturaleza. Entonces,

¿Para qué te resistes?

Imagina que la naturaleza de repente un día, decide no aceptar el color del Sol o del Cielo. Se resiste a sus colores y se esfuerza por cambiarlos. Pero por más que se empeña, no lo consigue. Y como está tan involucrada en su labor de cambiar los colores, olvida el resto de sus quehaceres. Provocando así, un gran caos en el entorno natural.

Esto es sólo un supuesto utópico. Pero,

¿No es lo mismo que te sucede a ti, cuando no aceptas lo que ES y entras en lucha contra ello?

¿Que creas el caos en tu entorno?

Recuerda que la naturaleza, ni se es fuerza si se resiste. Simplemente ES.

¿Cómo puedes aplicar esto en tu día a día?

1. ACEPTA a las PERSONAS y a las SITUACIONES, tal y como son. Porque así, es como tienen que ser. Abandona el control que tiendes a ejercer contra las personas y contra las circunstancias.

Piensa que la naturaleza, lo acepta todo y a todos. Nos abraza con su manto natural. Y no intenta controlarnos, ni cambiarnos. Porque sabe que no debe esforzarse para SER, ni para que seamos.

2. ASUME tu RESPONSABILIDAD. Tanto en lo que piensas como en lo que sientes. Porque eres tú quién elige tus pensamientos y tus sentimientos. Y en toda decisión siempre hay un principio de oportunidad. Sólo tienes que ser creativo y crear la oportunidad, para hacer que cualquier situación, te sea favorable.

La naturaleza es responsable de sí misma. Sabe que es su responsabilidad que todo fluya, sin resistirse.

3. ABANDONA tu actitud DEFENSIVA. No tienes que defenderte, porque mientras te defiendes no puedes hacer otra cosa, como SER, por ejemplo.

¿Cuándo sueles defenderte?

La defensa suele darse, o bien porque te sientes atacado, o porque intentas justificar algo, de lo cual, no estás muy seguro. Es la manera que tienes de protegerte. Cómo temes, te proteges. Y si te proteges, no eres.

La naturaleza no se protege. Porque no teme. Bueno sí, lo único que teme, es a no SER o dejar de SER. Así es que ES.

«La inteligencia de la naturaleza, funciona con toda facilidad. Con despreocupación, con armonía y con amor.
Y cuando aprovechamos las fuerzas de la armonía, de la alegría y del amor, creamos éxito y buena fortuna con gran facilidad.»
(Deepak Chopra)

La naturaleza lo hace fácil, porque ni se esfuerza en ir en contra de la armonía de las cosas, ni se resiste a la fuerza del amor y de la alegría. Se rinde al equilibrio de lo que sucede. Acepta el cambio y nunca lucha. Ya que sabe que el cambio es lo único que la mantiene viva y en armonía.

Por tanto, como la naturaleza ni se esfuerza, ni se resiste, simplemente ES. Y como tú también formas parte de esa naturaleza, cuando dejes de resistirte y de esforzarte, simplemente serás.

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