La paz es la consecuencia de tu confianza. Porque cuando confías plenamente en ti y en las circunstancias, la paz te encuentra. Cuando estás seguro del resultado, puedes permitirte renunciar a la ansiedad. Tu seguridad atrae a tu certidumbre y esta, a tu tranquilidad. 

La paciencia también juega un papel fundamental en el proceso. Ya que el secreto de ser paciente, está en la certeza del resultado. Si piensas que todo saldrá bien, a pesar de lo que tarde en llegar, no te costará esperar por los frutos recogidos. Pues sabes que la cosecha será enriquecedora. En cambio si confías poco en el resultado y la incertidumbre, te acecha, tu impaciencia se incrementará y con ella tu intranquilidad. Si le abres la puerta a la angustia, tu paz se te escapará, por esa misma puerta.

Imagina que has plantado en tu jardín, ciertas semillas. Han pasado ya algunas semanas desde la siembra y por mucho que te asomas al terreno, no consigues ver ningún indicio de que las semillas han germinado correctamente, y de que empiezan a crecer. Impaciente, decides entonces, escarbar en la tierra y comprobar que todo va bien. Pero la intranquilidad de tu impaciencia, te hace dañar las raíces, que poco a poco estaban ya enraizando. Tu impaciencia ha detenido el proceso y desconoces si los daños ocasionados, permitirán que tus plantas crezcan debidamente.

La paz es el la consecuencia de tu confianza, y es que si interrumpes el proceso, o intentas acelerar el ritmo de las circunstancias, puedes chafar los resultados. Ya no sólo en tu jardín, si no en tu vida en general. Interferir en los procesos por tu impaciencia supone el fracaso de tu confianza. Y si no confías, tampoco podrás sentirte en paz, contigo mismo. 

«La confianza como el arte, nunca proviene de tener todas las respuestas, si no de estar abierto a todas las preguntas.»
(Earl Grey Stevens)

Es poco probable saber con exactitud la respuesta de algo antes de que ese algo suceda. Si crees conocer la respuesta y esta no se corresponde con tus expectativas, te decepcionará. Y si se corresponde, tampoco, podrá sorprenderte. Así que lo mejor que puedes hacer, es desvincularte del resultado y estar abierto a todas las respuestas. Dicho de otra forma, observar pacientemente cómo se desarrollan los hechos, con confianza.

«La fuerza es confiada por naturaleza. No existe un signo más patente de debilidad que desconfiar instintivamente de todo y de todos.»
(Arturo Graf)

La desconfianza además de hablar a cerca de tu debilidad, sobre las circunstancias, habla de tu incapacidad de poder manejar esas situaciones, que no dependen sólo de ti. No confiar en ti, es no creer en ti y si no eres capaz de creer en ti y en tu capacidad, te vuelves incapaz.

Por tanto se fiel a ti mismo, y confía en ti. No te boicotes a ti y a tus circunstancias. Porque no existe mayor acto de lealtad, que tener Fe en uno mismo. Puedes ser leal a tus ideas y a tus principios, pero si no eres leal contigo y con tu confianza, de poco te valdrán esos principios. Confía en ti primero, y después en tus principios, eso es ser leal contigo. Ya que no puedes pretender no ser leal contigo y esperar a que tus circunstancias, sí lo sean. Tendrás que demostrarle primero a esas circunstancias que pueden confiar en ti, como lo haces tú.

¿Eres leal contigo, confiando en ti?

¿Dónde encuentras la paz, si no es a través de tu confianza?

«Si no tienes confianza siempre encontrarás una forma para no ganar.»
(Carl Lewis)

Gana la partida a tu desconfianza. Confía en ti, si quieres que la paz te encuentre. Y recuerda siempre que la paz es la consecuencia de tu confianza.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Ir arriba