El disfrute o el disfrutar, se produce en la mente del que disfruta. Sin embargo, se siente también en el cuerpo. Por lo tanto, para que tu cuerpo disfrute, tu mente también tiene que disfrutar. Ambos se retroalimentan. Son partes necesarias e imprescindibles para que el proceso del disfrute, sea completo. Una mente cansada, se refleja en un cuerpo cansado. De la misma manera, que un cuerpo activado, reactiva la mente.

La actividad física contribuye favorablemente, a mejorar la calidad de la experiencia, y por ende, lo que percibes de ella. No obstante, no es la propia tarea la que provoca el disfrute. Si no cómo llevas a cabo esa actividad y el para qué, lo haces. De poco sirve, que practiques ejercicio, porque está de moda, o porque crees que es saludable, si no te apetece hacerlo, lo más mínimo. Ya que tu mente tardará más pronto que tarde, en desanimarte, a continuar con la obligación. Tu cerebro necesita una razón de peso, que te mueva y te motive. Y malgastar energía, porque si, no es una buena razón. Por eso para que tu cuerpo disfrute, tu mente también tiene que disfrutar. 

El orden de los factores, en muchos casos, sí que altera el producto. Así es que, en este ámbito concreto, en el del disfrutar, no podía ser de otra forma. Hay que puntualizar que para que el cuerpo sienta bienestar, debe encontrarse en consonancia con la mente. Si tu cerebro no está en calma, tampoco tranquilizará, a los músculos, ni a los órganos de tu cuerpo. Te privará entonces, de disfrutar. 

Tus pensamientos, motivaciones y sentimientos, también deberán fluir en armonía, con tus movimientos. Es cierto, que a través de la acción, tu mente podrá distraerse y disfrutar momentáneamente de la tarea. Pero en cuanto tu cuerpo deje de moverse. Tu mente, volverá a los orígenes de su intranquilidad. Te causará hastío de inmediato. Por ello, tendrás que educar y ordenar antes la mente, si no quieres que ambos, cuerpo y mente, se desorden.

Existen muchos tipos de actividades que puedes llevar a cabo, para que no atrofiar tu cuerpo. Ni tu cuerpo, ni tu mente, porque como antes comentaba, es la mente quién mueve al cuerpo. Es decir que si una parte de tu cuerpo se atrofia, también lo hará esa parte de tu mente, que lo mueve. Por eso es tan importante, que tu cerebro y tus músculos, trabajen en equipo y se muevan en la misma dirección. Porque los dos, deben disfrutar juntos. 

«No puedes disfrutar de la vida si no alimentas tu cuerpo.»
(Tracey Gold)

No puedes disfrutar de la vida si no alimentas tu cuerpo, y tu mente a la vez. Si sólo cultivas una parte di ti, la otra se morirá de hambre, y tú entrarás en desequilibrio. El alimento no sólo repercute en el cuerpo, también la mente necesita de él para sobrevivir. Si te alimentas mal, tu mente se resentirá tanto como tu cuerpo. Como si mejoras tu alimentación, no sólo te lo agradecerá tu cuerpo, también tu mente. En todos los aspectos de tu vida, no puedes priorizar sólo una parte en detrimento de otra. Existen muchos tipos de alimentos. Los que nutren tu cuerpo, y los que «te llenan» en favor de tu evolución personal. Ambos son igual de importantes para tu vida. Si des-atiendes cualquier parte de un todo(tú), el todo al completo(tú), lo sentirá.

«Cuánto disfrutas de tu vida, es más importante que cuánto tienes en tu vida.»
(Dr TPChia)

Vivir momentos de calidad, y no sólo muchos momentos. Los momentos de calidad con una mente cansada o con un cuerpo cansado, ya no son de calidad. Disfrutar a medias, te impide construir tus mejores experiencias. Fomenta tu equilibrio. Y para eso, tendrás que encontrar la armonía entre tu cuerpo y tu mente. Porque para que tu cuerpo disfrute, tu mente también tiene que disfrutar. 

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