¿Qué harías si fueses alguien que no eres?
¿Qué harías si fueses alguien?
¿Qué harías si fueses?
¿Qué harías?

Aunque a bote pronto, está lista de cuestiones, puedan parecer diferentes preguntas, son en realidad, la misma pregunta. O dicho de otra forma, puedes contestarlas, con una única respuesta. Sin embargo, vamos por partes. Empieza contestando a la primera. Sin pensarla demasiado, atiende a lo primero que haya pasado por tu cabeza.

¿Qué ha sido?

Debo matizar, que para tu inconsciente no existe el NO, la negación es sólo una invención de tu mente, para rechazar lo opuesto a lo que cree, o a lo que no acepta. Es decir, que aunque te haya preguntado que qué harías, si fueses alguien que no eres, lo que tu inconsciente interpretó, fue que qué harías, si fueses alguien que eres. No puedes no ser, como no puedes no vivir, si estás vivo. Tampoco no puedes no pensar, y más cuando te fuerzas a no hacerlo. Esto es, que sólo puedes ser, aunque algunas veces, te resistas a ello.

Te dejo aquí una entrada en la que explico, por qué tú inconsciente no registra el NO:

La manzana azul, tu atención.

Por tanto, sería interesante que no olvidases eso que contestaste, tras la primera pregunta. Ya que lo que hiciste fue decir, lo que te gustaría hacer, pero que no haces. Y no lo haces, porque te identificas sólo con una parte de tu ser. La manera que tenemos de auto-percibimos, implica aceptar lo que creemos que somos y desestimar lo que no. Sin embargo, lo que crees que no eres, algunas veces, dice mucho más de ti, que con lo que sólo te identificas.

Cambio la pregunta:

¿Qué harías si fueses un gato, o un perro, o alguien que ha perdido los brazos y las piernas?

En mi caso, si fuese un gato, intentaría ir de regazo en regazo, para intentar calmar, a través de mi ronroneo, todas las insatisfacciones de mis compañeros los humanos. También le dedicaría gran parte de mi día al juego y a la aventura. Exploraría nuevos territorios para expandir mi mente felina. Caminaría sobre tejados para sentirme más cerca del cielo. Escalaría los árboles más altos y cotillearía a mis vecinos, a través de sus ventanas. Me tendería al sol, mientras me acicalo y descansaría lo justo, preferiblemente acompañado.

Si fuese un perro, amaría a mi amo y compañero, por encima de todas las cosas. Jugaría con él, y lo acompañaría en sus peores momentos. También le protegería de todo lo que no le conviene. Ladraría para despistar sus pensamientos. Le llenaría de lengüetazos para calmar sus preocupaciones. Mordisquearía los bajos de sus pantalones para sacarle de cualquier embrollo indeseado. Saldría a pasear siempre que pudiese y haría alianza con los otros canes de mi barrio. Dormiría a ratos y sacrificaría mi propia felicidad, por la de mi amo.

Si pierdo mis brazos y mis piernas, aprendería a abrazar con la mirada y correría maratones con la mente. Estaría mucho más cerca de la gente que quiero. Daría charlas por todo el mundo, de cómo se puede vivir feliz, aún sin extremidades. Aprendería a pintar con la boca. Estudiaría dos o tres carreras. Entablaría conversación con todos, para colmarles con halagos. Me haría monologuista para regalar sonrisas. Adoptaría a un gato para poder imaginarme todo lo que haría si fuese como él. Y acogería a un perro, para que me sacase a pasear y me llenase de lengüetazos.

Estos son sólo algunos ejemplos de lo que puedes hacer, incluso sin ser tú. Sin embargo, aunque no te lo parezca, todo lo que harías, sin ser tú, también habla de ti. Porque lo piensas e imaginas tú. Y todo eso que te gustaría hacer, aún siendo otro animal u otra persona, es más tú, que el propio ser que tú crees que eres. En la imaginación siempre seremos libres. Ya que no hay límites para imaginar, porque puedes imaginar lo que quieras y lo que más te apetezca. Los límites siempre los crea tu mente.

Así que ahora me gustaría que contestases una última pregunta:

¿Qué harías si fueses un chiflado?(Un chiflado que respeta las reglas)

Coge lápiz y papel y anota cada cosa, que pase por tu cabeza, por muy chiflada que te parezca. Ya que cada una de esas cosas, es importante para ti. Es todo eso que no te permites hacer, por temor a que te tachen de chiflado. Cosas que reprimes por miedo a lo que te puedan decir, a lo que puedan pensar, o incluso, por miedo a hacerlas, y descubrir que te gustan más, de lo que haces habitualmente.

Y porque las escribas en un papel, tampoco quiere decir, que tengas que llevarlas a cabo. Ya que tú decides en todo momento, lo que quieres hacer con tu vida y, por ende, como vivirla. Esto tan sólo, es una práctica que te puede a ayudar a entender, que quizás mucho de lo que haces no te hace feliz, y que lo que realmente te hace feliz, no lo haces, por no convertirte en un chiflado.

Según la RAE, chiflado es aquel, que tiene algo perturbada la razón. Otra acepción que contempla, es aquella persona que siente atracción exagerada por alguien o por algo.

Y es que hay veces, que nos volvemos auténticos chiflados, cuando por no perturbar nuestra razón, hacemos lo que no nos sale del corazón. O que por aparentar cuerdos y correctos, se nos olvida ser felices. Incluso, hay momentos, en los que rechazamos lo que verdaderamente nos atrae «sanamente», por miedo a ser rechazos por los demás.

«Tú eres loco, chiflado…
Pero déjame decirte un secreto:
Algunas de las mejores personas, lo son»
(Alicia en el País de las Maravillas)

¿Y tú, qué harías si fueses alguien que no eres?

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Ir arriba