Sé más tú, que tú, ya que nadie más que tú, puede hacerlo mejor.
¿Cuántas veces has deseado, dejar de ser, pensar o sentir como tú?
¿Y cuántas veces te has obligado o te han invitado, a dejar de ser tú?
«También yo, he sentido la inclinación a obligarme, casi de una manera demoníaca, a ser más fuerte de lo que en realidad soy.» (Sören Kierkegaard)
Quizás pienses, que esto es imposible, que no se puede dejar de ser uno mismo, que la esencia de uno, al fin y al cabo, siempre se hace presente, de una manera o de otra. Aunque en realidad, la mayor parte de las veces, que esto nos sucede, no nos damos ni cuenta. Rechazamos lo que somos como mecanismo de defensa, o incluso para protegernos o adaptarnos al medio.
Tendemos a dejar de ser nosotros mismos, por ejemplo, cuando no queremos decepcionar a alguien de nuestro entorno, y actuamos de manera diferente, a como lo haríamos, si no pensásemos que nuestro comportamiento, podría decepcionar al resto.
O cuando no deseamos llamar demasiado la atención, ni salirnos de los cánones establecidos, así que hacemos cosas, que todos hacen, no porque nos apetezca hacerlas, sino por miedo a sentirnos abandonados o rechazados por el rebaño mayoritario.
Asimismo, cuando nos avergonzamos de algo que pensamos o sentimos, también solemos auto-engañarnos, para dejar de pensar en ello, o para sentir otra cosa diferente, porque según lo social o lo cultural, es mucho más apropiado pensar o sentir de otra forma.
De esta manera, dejamos de ser lo que somos y nos forzamos a ser otra cosa, que en realidad, no somos.
Existen muchas maneras para dejar de ser, y sólo una manera, para ser. Por eso, sé más tú, que tú. No le cedas el poder a nadie y no te dejes convencer, de que puedes ser mejor de lo que eres, porque lo que eres, ya es lo mejor que puedes ser.
¿Crees que un gato, le gustaría tener el olfato de un perro?
¿O que el perro sueña con ronronear, o el elegante con volar?
Los animales ni se plantean por un momento dejar de ser. Y lo que son, lo hacen de la mejor manera que saben. El Sol tampoco desea ser como la Luna, ni la Luna como las estrellas, porque cada uno es lo que es. Forzarse a ser lo que uno no es, es dejar de ser lo que eres, e ir en contra de tu propia naturaleza.
Así que se más de lo que eres, y deja de intentar ser algo que no eres. Si te sientes triste, conecta con tu tristeza, no fuerces tu sonrisa. Si te sientes incómodo, conecta con tu incomodidad, no hagas como si no pasase nada. Y si te sientes enfadado por algo, conecta con tu enfado, no hace falta que te muestres cordial y gentil, si no lo sientes así.
No puedes salir de los sentimientos o emociones incómodas, luchando contra ellos. Sólo puedes salir de ellos, a través de ellos, atravesándolos. Abandonando el lugar que te pone triste, te hace sentir incómodo, o enfadado, sólo conseguirás, momentáneamente, sentirte mejor, pero cuando vuelvas al lugar de origen, volverás a sentirte igual de insatisfecho. Porque no has hecho nada para resolver eso que sientes, en ese lugar, tan sólo huir.
Sé más tú, que tú. El resto de lugares, ya están ocupados. Y si abandonas tu lugar, no habrá nadie más que lo pueda ocupar por ti.
Imagina que el Sol quisiera ser otra cosa, más que un astro y dejara de ser él. Esto ocasionaría un desequilibrio total en el universo. Lo mismo sucede con tu universo, cuando decides abandonar lo que eres, por ser otra cosa.
Solo puedes trascenderte a ti mismo, a través de tu propia naturaleza. No puedes ser otra cosa, de manera natural. Conoce primero cuál es esa naturaleza y atiéndela. Deja que fluya y que se desarrolle. Deja que sea, sé tú. No te resistas a ser otra cosa que no eres, porque lo que no eres no puede expresarse por ti. En cambio lo que eres, sea lo que sea, que seas, es lo que te hace libre y te libera de las cadenas, que te aferran a lo que no quieres ser.
Para ello, primero debes aceptar lo que sientes, para más tarde expresar eso que sientes. Permítete la expresión de todos tus sentimientos, hasta los más desagradables. Vetar tu expresión, es tu peor condena. No ser tú, no es una opción para ti. Ser más tú, que tú, siempre es la opción más congruente. El ser humano siempre está haciendo, nunca es un ser acabado, aunque para saber qué hacer, antes debes saber, quién eres.
¿Y tú, sabes quién eres?
Sé más tú, que tú, y deja de arrastrarte por ser alguien que no eres.