Cuando condenas te vuelves prisionero.
Quizás no lo habías pensado antes, pero cuando juzgas o condenas, te vuelves prisionero, mientras que si perdonas, te liberas. Y es que cuando perdonas, se abre la puerta de tu prisión, automáticamente, permitiéndote ser libre de nuevo. De ti depende, traspasar esa puerta, o seguir siendo preso. La condena o el juicio, te hace …