No hay Vergüenza sino existe la mirada.
No hay Vergüenza sino existe la mirada del otro. Junto con su mirada, aparece tu interpretación a cerca de lo que pueda estar pensando. Y a pesar de que este hecho sea desconocido para ti, le pones nombre, otorgándole valor, mientras te desvalorizas, al mismo tiempo. «Si queréis saber por qué no he dicho nada, …