Diferentes caras de la misma moneda.
Y érase una vez, hace no mucho tiempo, donde la inseguridad se encontró por primera vez con su aliado, el no tan entendido orgullo, o ego protector. La inseguridad normalmente yacía dormida. Pequeñas o grandes cosas le hacían despertar. Pequeñas cosas que enseguida le forzaban a volver a cerrar los ojos y no tan pequeñas …