Te tratan como tú te tratas. Actúan contigo como tú actúas contigo. Si tú te tratas bien, te tratarán bien. En cambio si te tratas mal, así te tratarán. Con tus actitudes, le enseñas a los demás cómo deben tratarte. Si operas desde la debilidad, los demás entenderán tu debilidad, como la mejor manera para relacionarse contigo. Aunque si operas de desde la fortaleza, se relacionarán con tu fortaleza.
Tus creencias determinan tus acciones y por ende, tus resultados. Si crees que eres débil o poco merecedor, es porque ya te has convencido de ello. Si colocas tus expectativas en tu incapacidad y en tu falta de merecimiento, no tendrás más remedio, que actuar en consonancia, es decir, como alguien débil, que no se lo merece. Todo lo que crees a cerca de ti mismo, te hace comportarte, en base a lo que crees. Por ejemplo, si crees que eres un tonto, actuarás como tal. Y los demás, también se lo creerán. Porque te tratan como tú te tratas.
La fortaleza, no significa tener fuerza o hacerlo por la fuerza. Significa ser fuerte internamente, independientemente de tu fuerza física y de lo que suceda a tu alrededor. Si crees que eres fuerte, también creerás que eres valioso y eficiente. En cambio si crees que eres débil, te etiquetas automáticamente como víctima de la circunstancias, renunciando también a tu valía. Y es que no se puede ser fuerte y débil al mismo tiempo. La fortaleza anula la debilidad y tu debilidad, anula tu fortaleza. Una creencia anula a la otra. Por eso es tan importante la creencia con la que te identificas.
La experiencia es siempre el mejor antídoto, para hacerte cambiar de opinión. Enfrentarte a tu creencia limitante con nuevas herramientas o recursos, es la única manera, de cambiar esa convicción destructiva, por otra más constructiva. Como nadie te enseñó a tener miedo, nadie podrá enseñarte a no tenerlo. Tú aprendiste la lección del miedo y te convenciste de ello. Así que tendrás que ser tú también, el que aprendas, a no tener miedo.
¿Cómo?
Enfrentándote al miedo. Hasta que te demuestres y te vuelvas a convencer de que ya no lo tienes.
«Me lo contaron y lo olvidé. Lo vi y lo entendí. Lo hice y lo aprendí.»
(Confucio)
Hasta que no te enfrentes a la experiencia y aprendas de ella por ti mismo, no habrá cambiado nada. Ya que la experiencia y lo que crees a cerca de ella, seguirá intacta, porque tú no la has cambiado. Te corresponde a ti, hacer el cambio. Nadie puede hacerlo, mas que tú. Por eso, hasta que no adoptes nuevas creencias y las practiques, no cambiará tu experiencia.
«El coraje cambia el aspecto de todo.»
(Ralph Waldo Emerson)
Y será en ese momento, en el que cambies tu experiencia, a través de tus nuevas creencias, cuando comienzas a tratarte, como mereces. Provocando así, que también los demás, te traten como tú te tratas.
«No es porque las cosas sean difíciles, que no nos atrevemos. Mas bien las hacemos difíciles, cuando no nos atrevemos.»
(Séneca)
No busques la excusa, encuentra la oportunidad y cambia tus creencias, a través de tus experiencias. Porque siempre te tratan como tú te tratas.