Todos los polos tienen algo en común, su centro.
El conjunto de tu ser, está formado por un incontable número de partes. Muchas de esas partes, puede parecerte que se contradicen unas con otras, por no encontrar la congruencia entre ellas. Sin embargo, todas ellas, te completan. Una por una, cumple un cometido individual, a la vez que unidas, trabajan por la totalidad de tu conjunto. Tú eres la coincidencia mayor entre todas esas partes, porque tú eres el conjunto al completo. Por tanto, si todas esas partes, coinciden en ti, a pesar de parecerte, antagonistas, a veces,
¿Qué querrán de ti?
Pues aunque no te lo parezca a simple vista, la intención de todas ellas, es el mismo, tu bienestar. Lo que pasa, es que todas esas partes individuales creen tener la razón por sí solas, sin contar con las demás. En vez de cooperar unas con otras, luchan entre ellas, con el único objetivo de llamar tu atención, para que te decidas por una parte, discriminado al resto. Cada una de ellas cree saber qué es lo mejor para ti, lo que ignora es que todas las demás, también te aportan algo. Y es que no se conocen, no las has presentado, y para que trabajen en equipo, vas a tener que hacerlo.
¿Cuál será tu objetivo entre tantas partes?
Repito que tú eres la coincidencia mayor entre todas ellas. Así que como coincidencia, no casual, eres tú quién debes ponerlas de acuerdo. ¡Preséntalas!. Todas ellas quieren tu bienestar, aunque los caminos que te ofrecen caminar para alcanzarlo, parezcan completamente diferentes. Y si te parecen diferentes, es porque aún, no has conseguido vislumbrar, ese camino principal, en el que todas tus partes se encuentran. Sólo percibes los senderos que te marcan las diferentes partes, no el camino principal que forman los senderos. Y es que todos los polos tienen algo en común, su centro.
Una encrucijada, por ejemplo, es un cruce de senderos. Todos esos senderos, te pueden parecer caminos diferentes, pero no lo son, sólo son partes del mismo camino, de tu camino. Es indiferente que optes caminar por el sendero de la izquierda o el de la derecha, porque ambos senderos, te terminarán llevando hacia el mismo sitio, tu sitio. Es cierto que algunos son más cortos y otros más angostos, incluso algunos se presentan con terribles pendientes, mientras que otros te hacen rodar en picado. Y es que sea como sea el sendero que decidas transitar, siempre te enseñará algo, acercándote, pasito a pasito al camino principal.
Imagina que una de tus partes te invita a tomar un sendero, en cambio otra te intenta frenar, anclando tus pies en el suelo. Por un lado quieres avanzar, pero con los pies pegados al piso, no puedes dar el primer paso.
¿Te ha pasado esto alguna vez?
Que quieres avanzar pero no puedes, o no sabes por dónde caminar, ya que algunas de tus partes no se ponen de acuerdo.
¿Qué haces cuando esto sucede?
Puede que te parezca, que siempre hay una parte que tira más de ti, la que tiene el poder. Aunque en realidad, eres tú el que le cedes ese poder. No es la parte la que te empuja a caminar o la que te ancla al suelo, si no tú, el que se pega al piso, o el que acelera. Tus diferentes partes no tienen el control de tu cuerpo, tienen el control sólo de una parte de tu mente. La decisión final, de atender a una parte o a la otra, siempre es tuya. Y como en todo, lo que decidas alimentar, siempre crece de tamaño y por tanto, gana.
En cambio, si presentas a tus partes, haciéndoles entender, que es mejor trabajar en equipo, que de manera individual, todo te será mucho más fácil. Porque todos los polos tienes algo en común, su centro.
Por ejemplo, esa parte que te ancla al suelo, impidiéndole caminar.
¿Qué crees que te aporta, o qué cometido crees que tiene?
¿Y la que te empuja a hacerlo, qué crees que quiere?
Busca las coincidencias en tus contradicciones. Tú eres la primer coincidencia. Ahora sólo tienes que encontrar todas las demás.
¿Qué es lo mejor de cada parte?
¿Podrías quedarte sólo con lo mejor de cada parte, sin que se contradigan?
El poder de los opuestos, nos enseña, que lo que parece estar a años luz de distancia, en realidad, está mucho más próximo de lo que parece. Porque aunque los entendamos como contrarios, su objetivo siempre es el mismo. Sin embargo, lo único que les diferencia, es que creen cosas diferentes. Ambos ansían alcanzar el mismo camino, lo que piensan en senderos distintos por los que transitar. No se dan cuenta, que ya están en el mismo camino, y que sólo si caminan juntos, pueden construir un nuevo sendero que les acerque al principal. No se dan cuenta, hasta que tú de das cuenta, y te pones a caminar.
Todos los polos tienen algo en común, su centro. Y todos tus polos lo que tienen en común, eres tú. Tú eres el centro de tus extremos. Y el centro no es contrario, si no un igual, que los contiene a todos.